Dirección

Escuela Gabriela Mistral
Pedro Medrano 246, Los Polvorines, Buenos Aires, Argentina

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Historia Del Colegio

HISTORIA  DE LA INSTITUCIÓN

           

            Nuestra escuela lleva por nombre GABRIELA MISTRAL, en recuerdo a la poetisa, escritora y docente chilena, que tan importante labor desarrollo en bien de los niños.

            La Institución está ubicada en el barrio Los Eucaliptos de la ciudad de Los Polvorines, partido de Malvinas Argentinas, provincia de Buenos Aires; en  la manzana delimitada por las calles: Pedro Medrano, Velázquez, Godoy Cruz y Dante Alighieri. Posee entrada por tres de estas calles, una entrada individual para cada nivel, a saber: Godoy Cruz, Secundaria. Dante Alighieri, Inicial y Pedro Medrano, Primaria. Este es un barrio muy pintoresco, rodeado de gran vegetación y amplios espacios verdes.

            La población de alumnos que concurren a nuestro establecimiento, proviene de otros barrios aledaños al lugar donde está inserta la escuela y pertenece a una clase social humilde.

            Los propietarios y fundadores de la misma desde el año 1982, son María Esther Manley y Eduardo Juan Almada.


            Actualmente esta organizada en tres Niveles Educativos. Inicial, Primaria y Secundaria. 

            Nuestra escuela se propone formar personas físicamente educadas, manteniendo el equilibrio biológico y psíco-espiritual, Ofrecer situaciones y experiencias que les permitan continuar con estudios superiores.

            Promover la formación de ciudadanos y ciudadanas.        

            Tenemos como objetivo, además buscar la formación permanente e integral del joven en base a valores.

            La existencia de una escala de valores sumada a una concepción de persona que la sostenga, y permita tanto al alumno como a los demás miembros de la comunidad educativa reconocerse como tales, es el marco de referencia más medido y necesario para cualquier proyecto educativo.

            Pedagogía y valor, se encuentran unidos desde su génesis etimológica, de allí que no podemos interpretar la educación sin un axioma que la sustente.